3/6/21

 

La soterrada

Fría estoy, entre fríos picotazos
que amor no son, ni guerra
ni tiempo. Dios está, más bien su doble;
duerme con mascarilla; es el que sueña.
De vez en cuando baja mi alma a darme
cucharadas de fuego.
Me encuentra con los dientes apretados, 
fija, blanca, sin miedo.
Desde los arrabales del silencio, 
por temblores y cráteres furtivos
podría regresar, por sigilosas
graderías, al ámbito del ruido.
Que los que saben me preparen
circunstancia de hierba, por si vuelvo,
lugar con las razones del rocío,
sin las colinas de los muertos.
Un tiempo, un aire donde no me obliguen
a usar mi antigua llaga,
donde no me condenen a beber 
el final de mi alma.

AMELIA BIAGIONI
200 años de poesía argentina
Alfaguara

  Ann Jellicoe Directora de teatro y actriz inglesa (1927 - 2017). Desde la infancia  mostró un gran interés por el arte del teatro. En 19...