Imaginación y Ritmo
Siempre es agradable vislumbrar la personalidad de un creador bajo las diversas formas que genera su imaginación, verla modificarse según los estados de ánimo, seguirla en las sucesivas transformaciones que le dictan sus impulsos creadores. Pero no es el despliegue de cierta de cierta originalidad de expresión el que puede dar mérito a una obra de arte; este mérito depende de la búsqueda sincera y desinteresada de la belleza. Los creadores expresan las verdaderas emociones, convirtiéndose en apasionados y leales "buscadores" de la belleza. ¿Qué importancia pueden tener los métodos, qué importa la técnica si la búsqueda de la belleza no existe? Existen sin duda determinadas reglas que le permiten al creador dar una forma perfecta a las imágenes; existen principios básicos de trazado de las líneas, de yuxtaposición y de combinaciones de colores y sonoridades; pero en una obra de arte no debe "verse" nada de toda esta técnica. Solo deben "verse" las emociones del ritmo, es decir, la organicidad, expresiva, la esencia creadora, el vínculo con la naturaleza y reflejada la belleza.
Una de las características de los pintores es "mostrarse" a través de las cosas que ve, y sus cuadros deben constituir una propagación de todas las emociones por los ritmos de la vida y de la naturaleza. Los pintores deben tener, al igual que los músicos y los actores, la capacidad para asociar y disociar los movimientos, acentuar los acordes y crear contrapuntos.
Trabajar con las emociones como si fueran una sinfonía, y elegir para su expresión los gestos y formas adecuadas para su orquestación.
El ritmo está en todas partes. Todos los creadores están convencidos de que es así, pero es importante que este principio no sea solo un concepto. Únicamente el ritmo puede asegurar la afinidad que existe entre las capacidades del ser humano y establecer esa "conducta personal" -si puedo expresarlo así-, que convierte nuestro organismo en una mezcla de ideas, emociones y cualidades, en una concordia vital de existencias soberanas libremente asociadas.
Se ha estancado la imaginación creadora, en todos los terrenos del arte, en una búsqueda de efectos caprichosos sin correlación con la vida; o bien, es la vida la que perdido sus ritmos hasta el extremo de que el creador, muchas veces, ya no es capaz de llevarlos con sinceridad a su obra.
ÉMILE JAQUES DALCROZE
Rítmica y creación
Gesto, movimiento y forma
La Pajarita de Papel ediciones